“Vosotros vais a ser ahora esa mano que no se olvida” Manuel Jesús Roldán, padrino de la 4º promoción de alumnos del grado en Educación Infantil de CEU Cardenal Spínola  

roldan-1SEVILLA (2017.06.09) El profesor, escritor e historiador Manuel Jesús Roldán ha ejercido como padrino de la nueva promoción de alumnos del grado en Educación Infantil que ha finalizado sus estudios en CEU Cardenal Spínola, en el año que se conmemora el 60ª aniversario de la creación de este centro CEU.

Como padrino de los alumnos, Manuel Jesús Roldán, destacó en su intervención sobre la defensa de la figura del niño en la sociedad actual. Tiempo sin tiempo lo tituló.


“¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño? Años de niñez en los que el tiempo no existe. Un día, unas horas son entonces la cifra de la eternidad…”

¿Cuántas miradas de madre caben en sus ojos? ¿Cuántos recuerdos de historias de abuelos caben en su eterna memoria? ¿Cuántas sonrisas acumuladas hay en el brillo de unos ojos que despiertan a la vida? ¿Cuánto vale la primera vez, esa primera vez de un paso en firme, de una palabra completa, de un olor característico, de un alimento nunca probado, de un juguete nuevo, de un color o de una música desconocida, de una sensación nunca sentida, de un miedo nunca imaginado, de un golpe nunca querido, de una emoción nueva, de un llanto por lo desconocido, de un pecho que da la vida, de unas manos que dan calor y consuelo, de una voz que protege, de una compañía que espanta todos los temores, de una presencia que elimina cualquier ausencia?

Niños. Infancia. Tiempo sin tiempo. Cuento que no se acaba. Pura necesidad de todo y pura necesidad de nada. La mejor y más arriesgada apuesta en una sociedad de mayores, de eternos adolescentes, de jubilados mentales y de ancianos olvidados.

Estimados graduados en Educación Infantil del Centro de Estudios Universitarios Cardenal Spínola CEU. No estáis de moda. No sois “in”. No saldréis en las estadísticas ni en los rankings más prestigiosos. No tendréis minutos en los telediarios donde el tatuaje de Sergio Ramos o el flequillo de Cristiano Ronaldo son noticia. Tampoco tendréis un hueco en los periódicos que cuentan con pelos y señales mil y pico de corruptelas de adultos, mil y pico de palabras vacías de políticos que un día dejaron de ser niños para convertirse en adolescentes mal criados, mil y pico de opiniones a favor del blanco o del negro, sin entender que los niños tienen muchos más colores en su caja de lápices o en la pantalla de su tablet.

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No hablarán de vosotros en las tertulias de radio donde aburridos adultos se escuchan a sí mismos y donde se debate sobre el debate de aquello que no se sabe pero que es preciso debatir para que se sepa que se sabe. O se aparente.

No apareceréis en ningún programa de casquería televisiva ni de cotilleos intestinales, esos sitios de colorín colorado donde las belenesestabanes, los paquirrines, o los matamoros se arrojan los niños a la cara como excusas de combate, como motivo de enfrentamiento, como problema y no como alegría, como seres cargados de derechos a una intimidad que sus padres no respetan, traficando con sus rostros, comerciando con sus fotos, sus poses y sus exclusivas…

No apareceréis en ningún lugar de estos.

No estáis de moda. Afortunadamente.

Os ha tocado una sociedad que quiere eliminar al niño. Uno o ninguno. Dos son multitud. Tres parecen un problema. Una sociedad enferma donde la dictadura de lo políticamente correcto habla de maternidades subrogadas o de interrupciones voluntarias de embarazo para hablar de esclavitudes contemporáneas o de vidas que se interrumpen.

Una sociedad que le quiere robar su infancia al niño. Lo quiere transformar en un adulto precoz, en un concursante explotado de programas televisivos donde disfruten mayores sin escrúpulos, en una modelo de ropa que parece de adolescente o de adultos con reparos, una sociedad que lo quiere ver triunfar como cantante de éxito, como futbolista analfabeto millonario; una sociedad que lo margina en leyes, programas o estudios de campo en los que tanto se invierte.

Los niños no están de moda. Los más indefensos son los que tienen menos defensa. Nuestra sociedad puede apostar por la regulación del supuesto lenguaje sexista, por la preservación del lince como salvaguarda de un sistema ecológico, por la defensa del vello en la entreceja o en las axilas, por la salvaguarda de una comunidad indígena que viva a miles de kilómetros, por la interculturalidad con el cine eslovaco o por la creación artística de la estepa ucraniana; por la salvación de la ballena bigotuda del Océano Pacífico, por el empleo de un color en una bandera o por la presencia de un santo rey en un escudo. Todo tendrá su defensa. Su asociación. Su bloguero. Su tuitero incansable. Su día internacional marcado en el calendario. Su carta de derechos.

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¿Y los niños? ¿Quién los defiende del maltrato? ¿Quién les facilita la mejor educación? ¿Quién inicia sus pasos en la vida? ¿Quién los saca de hogares que son un infierno, de chabolas junto a puentes, de barrios marginales donde se les condena a seguir siendo lo mismo, versión aumentada, que fueron sus mayores? ¿Será que no votan? ¿Será que no salen en televisión? ¿Será que no importan a una sociedad de nuevos ricos que vive pendiente de sus nuevas operaciones quirúrgicas para siliconar sus cuerpos y mostrarlos en las redes sociales?

Habéis escogido no estar de moda. Trabajar con niñas y niños. Asentar el futuro. Acompañar la etapa más maravillosa de la vida, aquella en la que se aprende más que en todas las vidas que se pudieran vivir. Niños que necesitan manos y necesitan pies, sentirse acompañados y sentirse independientes, que necesitan vuestro sí y también vuestro no, vuestra alegría constante y vuestra seriedad constante. Niñas tímidas y niños extrovertidos. Niños que no entienden de prejuicios de mayores, salvo aquellos que les transmitamos. Niñas dispuestas a conocer el mundo de los primeros sonidos, de las primeras letras, de un universo de colores y sabores, de un recinto donde hay otros iguales y no tan iguales, donde acabarán encontrando y definiendo los primeros rasgos de su personalidad, de su ser, de su modo de pensar, de sus ganas de vivir…

¿Acaso no sois importantes? No estaréis de moda, pero  «Después de todo, ¿qué es la moda? Desde el punto de vista artístico una forma de fealdad tan intolerable que nos vemos obligados a cambiarla cada seis meses», decía Oscar Wilde.

Todo pasará pero algo quedará. Pasarán las modas y vosotros quedaréis. Pasarán las leyes educativas y vosotros permaneceréis. Pasarán las ideas políticas, los triunfos de unos y de otros, los años, la belleza efímera, las glorias mundanas, las posesiones… Vosotros permaneceréis.

Los niños, vuestras niñas, los niños de todos, pasarán a cursos superiores, llegarán a institutos y universidades, estudiarán y trabajarán, tendrán otros niños y continuará el terno ciclo de la vida. Llegará la vejez y hasta la muerte que es la vida. Y cada niño del mundo podría certificar aquellas palabras que pedía Rafael Montesinos para recordar su infancia.

“Un día cualquiera de un año ya olvidado nació en una casa que había en este lugar un niño como todos los demás niños. Pasado el tiempo vivió, amó y sufrió como todos los demás hombres. Y como todos los demás también fue feliz algunas veces. No preguntéis su nombre porque los nombres se olvidan.”

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Os puedo asegurar que no olvidarán el nombre de su maestro. Sí, esa palabra que no está de moda. Da igual. Vosotros no olvidaréis tampoco a aquellos maestros, a aquello profesores que contribuyeron con su aportación a marcaros un camino en la vida. No existe una mejor dedicación en la vida, aunque no os haga ricos, ni os haga famosos. Os lo dice alguien que se alegra de haberse dedicado a la enseñanza, casi da miedo decirlo, durante veinte años. Muchos años de estudio y de posterior trabajo en los que no se olvida la mano arrugada de Carmen, doña Carmen, aquella maestra con bata de cuadros y gafas cuadradas que me acompañó por primera vez al colegio. Vosotros vais a ser ahora esa mano que no se olvida. No olvidéis el espíritu del Centro de Estudios Universitarios Cardenal Spínola CEU. Os ha enseñado la mejor forma de vivir, de transmitir los mejores valores de Alguien que solo permitió que le llamaran Maestro. Maestro de maestros al que le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; mientras los discípulos les reprendían.

Aquel maestro dijo las palabras definitivas: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los que son como ellos es el reino de los cielos.

Mi agradecimiento por confiar en mis palabras para apadrinar esta promoción. Mi enhorabuena a todos por vuestra apuesta por los niños. Son los únicos limpios de corazón. Son la única apuesta para un futuro más culto, más solidario y más justo. No estaréis de moda pero sois unos auténticos elegidos.

Se acabaron las teorías. Llega el tiempo de la verdad. Desde hoy ya no podréis creer porque veréis a Dios. No os quepa duda: los niños son mayor certeza de que Dios existe. Enhorabuena.

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Texto de D. Manuel Jesús Roldán, padrino de la promoción 2017 del grado en Educación Infantil de CEU Cardenal Spínola