Mucho más que propósitos
Ahora que nos encontramos en el primer trimestre del año, traemos a colación un decálogo para el ejercicio del Derecho que podría sustituir la lista de buenos propósitos que redactamos a comienzos de enero. A diferencia de ésta, estos puntos son realistas, hablan de actitud y determinación, de la predisposición que todo estudiante o profesional del ámbito jurídico debe tener.
Estos diez mandamientos para el ejercicio del Derecho fueron muy importantes en mis inicios en el mundo jurídico y siguen estando presentes en mi vida. Es el “Decálogo del Abogado”, de Eduardo Couture, uno de los grandes abogados latinoamericanos de todos los tiempos.
Me los regalaron en mi graduación, por eso, yo lo compartí con la primera promoción de Derecho que se graduó en Cardenal Spínola CEU, de la que fui madrina. Ahora, os invito a que los hagáis vuestros:
Estudia. El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos serás cada día un poco menos Abogado.
Piensa. El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la Justicia.
Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia.
Sé leal. Leal como tu cliente al que no puedes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea desleal contigo. Leal para con el Juez que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra vez debe confiar en el que tú le invocas.
Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho; en la Paz, como substitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz.
Olvida. La Abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor llegaría un día en que la vida sería imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
Ama tu profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el día que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que sea Abogado.
La mejor formación es aquella que se fundamenta no sólo en el conocimiento jurídico, económico y científico, sino también en los valores que consideramos imprescindibles y fundamentales tanto para la vida, como para el futuro, en el ejercicio del derecho: el trabajo colaborativo, la solidaridad, la generosidad, la búsqueda de la verdad, la ética, el compromiso, el esfuerzo, el sacrificio, el agradecimiento y la responsabilidad por la labor bien hecha.
Hay una frase pronunciada por D. Ángel Herrera Oria, primer presidente de la ACdP y fundador del CEU, que viene bien recordar en estos tiempos. “Para hacer cosas relevantes se necesita, más que discurrir maravillosamente, sacrificarse maravillosamente. Y eso no se logra con el entendimiento, sino con el trabajo, el esfuerzo, la constancia y la tenacidad”.
Profundas palabras que marcaron mis comienzos en esta casa de estudios y que son, y serán, luz y guía en mi caminar como profesora universitaria CEU.