Este año, más que nunca, celebramos el Día de Internet
Cada año, desde el 2005, el 17 de mayo se conmemora el Día Mundial de Internet. Quizá no sepáis que fue en España donde se celebró por primera vez esta fecha señalada, a iniciativa de la Asociación de Usuarios de Internet. Tal fue el impacto que tuvieron los eventos desarrollados en esa ocasión, que en el mes de noviembre de ese año, en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, se acordó solicitar a la Asamblea General de Naciones Unidas que declarase un Día Mundial de Internet para celebrarlo con todos los usuarios del planeta.
Mucho podemos decir a partir del nacimiento en 1983 de Internet -abreviatura de los términos Network e Interconnect- hasta la fecha: desde el desarrollo de la world wide web (WWW), pasando por el comercio electrónico, la e-administración, la e-educación y todo el ecosistema de las redes sociales y aplicaciones que tanto protagonismo han cobrado en la sociedad actual. Saber que existen en el mundo 4.300 millones de usuarios de Internet y 43 millones que en nuestro país acceden a la red, nos posibilita contextualizar el fenómeno.
En España, el acceso a Internet es reconocido como derecho en el artículo 81 de la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre de 2018, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, que podemos sintetizar en tres ideas centrales:
- Ese acceso debe ser universal, asequible, de calidad y no discriminatorio para toda la población.
- Debe conformarse con independencia de su condición personal, social, económica o geográfica, incluyendo en este último caso a los entornos rurales.
- Debe favorecer la superación de la brecha digital generacional y garantizar las condiciones de igualdad para las personas que cuenten con necesidades especiales.
Pero, de nada sirve el reconocimiento de este derecho, si no contamos con otros elementos esenciales que posibilitan ese ejercicio, como son las infraestructuras de telecomunicaciones, la seguridad de la red, la accesibilidad y la regulación de la protección de nuestros datos, de la privacidad y del honor. Al fin y al cabo, la tecnología es un facilitador de derechos, pero no un derecho en sí mismo.
Valoramos las bondades de Internet en esta especial época de confinamiento: poder transitar por las autopistas del conocimiento accediendo a Museos, bibliotecas, realizar cursos o continuar nuestra formación educativa; acrecentar las competencias digitales; teletrabajar con los recursos disponibles para garantizar la continuidad de los servicios; potenciar el comercio electrónico más allá de las grandes empresas, sabiendo que muchas pymes han logrado lanzarse a comercializar en la red sus productos por la excepcionalidad de la situación actual. Y, en el ámbito personal, favorecer espacios de comunicación y encuentros familiares y de amistades que nos han acercado cuando la virtualidad ha reemplazo a la presencialidad y al abrazo cercano.
Sin embargo, no debemos perder de vista la gran importancia que encierran la navegación segura, la prevención de ciberdelitos y ciberataques, el tratamiento responsable de nuestros datos y la protección de nuestra privacidad y de la libertad de expresión e información.
Por ello, la clave está en la concienciación que tengamos sobre nuestros derechos en la era digital, en el uso que hagamos de la red y en la existencia de un marco jurídico que lo sustente. En el mensaje para la 53 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el pasado año, el Papa Francisco señalaba que “mientras los gobiernos buscan vías de reglamentación legal para salvar la visión original de una red libre, abierta y segura, todos tenemos la posibilidad y la responsabilidad de favorecer su uso positivo”.
Al final, en Internet -el mundo online-, como en el offline, también existen los valores como la libertad, la responsabilidad personal y social, la generosidad, la justicia, la honradez, la verdad, el honor, la generosidad y la igualdad. Es esencial que seamos conscientes de todos ellos para que la sociedad no pierda su carácter trascendente.
A raíz de la pandemia sí hemos visto que Internet ha conectado más a la gente, favoreciendo el encuentro con los demás, las ayudas de unos a los otros, creando puentes donde antes no los había, pero también ha sido utilizado como espacio para confrontar, para mentir, para herir o polarizar. En palabras del Papa Francisco, la red se ha convertido en un lugar rico de humanidad: no en una red de claves, sino de personas humanas.
Por eso celebramos, un año más, el Día de Internet –que fue el pasado domingo 17/05- sabiendo que, como Sociedad y también de manera individual, “Somos lo que hemos hecho, lo que hacemos y lo que haremos con Internet”.