Una gota de agua… Un océano
Hemos llegado a puerto seguro después de navegar por el mar del confinamiento y de la enseñanza online sin presencialidad. Lo hemos logrado; eso es lo que expresé a mis alumnos en las diferentes tutorías la última semana de clase y a día de hoy, ya publicadas las actas definitivas, lo sigo diciendo y pensando.
Es cierto que estos últimos meses del curso académico han sido desarrollados en un escenario temporal y extraordinario a causa del Covid-19. Sin embargo, nadie puede negar que, la irrupción forzada de la enseñanza en línea ha llegado para quedarse y configurar, de cara al próximo curso, un nuevo modelo híbrido o mixto, donde se incluyen varios escenarios posibles entre la enseñanza presencial y virtual, y la docencia síncrona y asíncrona.
Y es esa “nueva educación”, la que plantea tres grandes desafíos, que involucran a los gobiernos, a las Administraciones Públicas, a los docentes, a los alumnos y a los directivos de las instituciones educativas, en todas las etapas y niveles formativos y que tienen que ver con la premisa de garantizar la educación de calidad.
- El primero, vinculado a Internet, en concreto al derecho de acceso a Internet, reconocido en nuestro país en el artículo 81 de la Ley 3/2018, Orgánica de Protección de Datos y Garantía de los Derechos Digitales. Porque, para la teleeducación necesitamos disponer de infraestructuras adecuadas que faciliten buenas conexiones, pero también de dispositivos electrónicos (ordenadores y tabletas) como medios esenciales que garanticen el proceso de enseñanza-aprendizaje. Según el Informe del FTTH Council Europe –Nuevo Panorama de Fibra del Mercado 2020- España, junto a Francia y a Italia, son los países que tienen el mayor número de hogares con fibra óptica en EU39 (Council Europe 2020). Esto sería altamente positivo para este modelo educativo. No obstante, debemos ser conscientes de que, aunque en España un 94% de la población cuenta con acceso a un mínimo de 30 Mbps, existe un 6% que no dispone de una conexión de calidad a Internet, por lo que en cada comunidad autónoma y en cada ciudad o pueblo las realidades de acceso pueden ser muy distintas. Según la Agenda Digital Europea, el objetivo es alcanzar un 100% de cobertura de al menos 30 Mbps y un 50% con velocidad superior a los 100 Mbps en 2020. Aún tenemos muchos meses por delante para que las Administraciones Públicas y las empresas puedan lograrlo, a fin de garantizar el derecho a la educación en un entorno virtual.
- El segundo, relativo a las competencias y habilidades digitales, tanto de los alumnos como de los docentes. Cuando hablamos de competencias digitales hacemos referencia a aquellas que posibilitan el uso creativo, crítico y seguro de las TIC para alcanzar objetivos relacionados con el aprendizaje, con la empleabilidad, etc. Al respecto, según el Índice de la Economía y la Sociedad Digitales (DESI) correspondiente a 2020, el 42% de la población de la UE sigue careciendo de las mínimas competencias digitales básicas. Además, concluye que España está por debajo de la media de la UE en los indicadores de capital humano. Aunque está mejorando su puntuación, casi la mitad de la población española carece todavía de competencias digitales básicas y un 8 % nunca ha utilizado internet.
De cara al docente, “la competencia digital se apoya en las habilidades del uso de ordenadores para recuperar, evaluar, almacenar, producir, presentar e intercambiar información y para comunicar y participar en redes de colaboración a través de Internet” (Parlamento Europeo y el Consejo, 2006). Mientras que para los alumnos, dicha competencias se relacionan con la búsqueda y tratamiento de la información, la creación de contenidos y la comunicación.
Urge que se lleven a cabo políticas tendentes a la “alfabetización digital”, es decir el fomento de medidas educativas y de concienciación, destinadas a promover la capacidad de todas las personas realizar un uso responsable, autónomo e independiente de Internet.
No debemos olvidar también la importancia que encierra el hecho de que nuestros jóvenes sean conscientes de la importancia que tiene la seguridad de las redes, la navegación segura y, por supuesto, la protección de los derechos humanos en el mundo online como en el mundo offline.
- El tercer desafío es que la educación sea accesible y equitativa. Para ello, frente a la formación virtual, las webs y las intranets deben estar diseñadas para todos y facilitar acceso a la información contenida en ellas y a los diferentes servicios, a las personas con discapacidad, con la finalidad de garantizar la igualdad de acceso a las TIC. Una educación inclusiva implica que los sistemas educativos estén diseñados para facilitar el aprendizaje para todos los niños y jóvenes, reduciendo la exclusión social.
Estos tres desafíos están estrechamente vinculados con la brecha digital, es decir con la distribución desigual en el acceso, en el uso, o en el impacto de las TIC entre los grupos sociales. Frente a la enseñanza virtual, es necesario tener acceso a internet de calidad, contar con dispositivos para participar de las actividades formativas y tener las capacidades digitales necesarias para ser partícipes de proceso educativo.
Cada uno de estos desafíos constituye una gota de agua en un océano que necesita de todos los actores implicados. Ser conscientes de estas necesidades es el primer gran paso para asegurar una educación de calidad.
Decía la Madre Teresa de Calcuta: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si faltara una gota”.
En el mar de la educación, cada alumno, cada familia, cada profesor, cada personal docente, cada directivo o responsable han contribuido, con su gota de dedicación, de trabajo y de esfuerzo, ha contribuido a garantizar la continuidad en la formación Universitaria.
Un nuevo curso nos espera, para aportar nuestra gota de agua…