La cooperación universidad-empresa (II)
Si mi anterior aportación a esta misma cuestión finalizó resaltando la enorme importancia de fomentar las políticas de cooperación universidad-empresa, ámbito en donde aún resta un amplio margen de mejora, no sólo en España, sino en todo el Espacio Europeo de Educación Superior, consideraremos relevante en esta segunda entrega profundizar en las dificultades, tradicionales y actuales, a tener en cuenta en este campo.
Son diversas las causas que dificultan el mutuo entendimiento entre universidad y empresa. Ambas han vivido durante demasiado tiempo con desconfianzas mutuas, cuando no, dándose la espalda.
Así, la visión de un académico y la de un emprendedor, empresario o directivo sobre un mismo problema han venido tradicionalmente a ser, en demasiadas ocasiones, diversas, cuando no antagónicas. De este modo, llevando la situación al extremo, un académico teórico y sin más experiencia práctica empresarial que la obtenida de sus investigaciones empíricas con base estadística, desarrolladas en laboratorio o mediante encuestas, acusaría al emprendedor experto y perspicaz para los negocios, pero sin demasiada instrucción teórica, de actuar sin base científica y de tomar decisiones basadas en la mera intuición, cuando no en una experiencia pasada carente de significación para ser extrapolada a otras situaciones.
Por contra, éste último acusaría al primero de falta de visión de la realidad y de adolecer de experiencia real, sobre el terreno, a la hora de abordar las realidades y problemas complejos derivados de la práctica empresarial. Esta tradicional divergencia ha hecho que estos dos mundos, el universitario y el empresarial, se hayan visto durante mucho tiempo con mutuo recelo.
Afortunadamente, tras tomar mutua conciencia de que ambos mundos están llamados inexcusablemente a entenderse, en los últimos tiempos se están dando meritorias experiencias de cooperación que están paliando de manera importante estas diferencias de visión entre lo académico y lo empresarial, tanto en el ámbito de la investigación (por la parte académica) como de la consultoría (por la parte empresarial). A estas crecientes sinergias entre universidades y empresas, plasmadas en proyectos de mutua transferencia de conocimiento e interacción, se suma la cada vez superior aproximación y complementariedad existente en la actualidad entre la “fundamental research” y la “applied research”.
Otro factor de acercamiento y de mutua comprensión entre ambos campos viene dado por la cada vez mayor preparación académica de los emprendedores, muchos de ellos con grados universitarios y doctorados que, ante la dificultad de encontrar empleo en período de crisis, se deciden por crear su propia empresa. En estos casos, el elemento teórico y analítico, el conocimiento adquirido en la universidad, y el práctico e intuitivo, adquirido con la experiencia empresarial, se suman en la misma persona del empresario, dotándole de elementos de juicio que, a la postre, optimizarán la eficiencia en la toma de decisiones.
También se ve superada dicha tradicional barrera en la diferenciación del profesorado proveniente de las universidades, con un perfil más académico, y de las escuelas de negocio, en su mayoría directivos y ejecutivos de empresas en activo. Hoy en día, cada vez son más las escuelas de negocio que intentan dotar a sus claustros de profesores con profesionales que han compatibilizado la experiencia directiva con una carrera académica rubricada con la obtención de un doctorado.
Se aprecian, pues, iniciativas y movimientos dignos de tener en cuenta, tendentes a posibilitar la suma de esfuerzos y la interacción entre universidades y empresas en pro del mutuo objetivo de capacitar y cualificar académica y profesionalmente a nuestros alumnos.
En futuras aportaciones sobre este mismo tema profundizaremos en los distintos modelos de cooperación universidad-empresa existentes en el Espacio Europeo de Educación Superior.