Líneas orientadoras de la Educación Superior en Europa
Se respiraba optimismo. Los graves problemas que aquejan al proyecto europeo se dejaban por un instante de lado. Se cumplía un nuevo hito en la historia reciente del viejo continente, marcado por el 20º aniversario de la Declaración de la Sorbona de 1998 y el 30º cumpleaños de la Carta Magna de las Universidades Europeas de 1988.
Nada menos que 48 países, integrantes del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), consensuaban y ratificaban el Communiqué, que marcará las líneas orientadoras de la Educación Superior en Europa para los próximos años. Todo ello en el marco de la Conferencia de Ministros de Educación celebrada en París durante el pasado mes de mayo, a la que tuve ocasión de asistir como delegado de la European Association of Institutions in Higher Education (EURASHE).
En las formas, una puesta en escena al más alto nivel. No faltó la participación del primer ministro de la República Francesa, Edouard Philippe, así como de personalidades de relevancia, entre otras, del comisario europeo de Educación, Cultura, Juventud y Deportes, Tibor Navracsic, de la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, o de la directora general de la European Commission, Themis Christophidou.
La conferencia contó igualmente con la participación de más de 80 ministros de Educación de países de todo el mundo, entre los 48 integrantes del EEES y ministros invitados procedentes de América, Asia y África, así como de delegados del Consejo de Europa, de la Comisión Europea y de los representantes oficiales del sector (universidades, agencias de calidad y estudiantes) organizados en el grupo E4 (ESU, ENQA, EUA y EURASHE).
En cuanto al fondo, no faltaron profundos debates sobre los principales retos a los que nuestros sistemas educativos deberán hacer frente en el marco del Espacio Europeo. Entre otros, la digitalización en la Educación Superior, la mejora del aseguramiento de la calidad, la cooperación universidad-empresa, o la promoción de los valores generales que sostienen nuestro régimen de libertades y convivencia en Europa.
La Conferencia de París 2018 representa una oportunidad para reforzar la cooperación entre los países europeos en el campo universitario, enfatizando la necesidad de mejorar la implementación de los valores fundamentales democráticos en un marco de paz y libertad.
El Communiqué refleja un meridiano orgullo por los hitos alcanzados en el Proceso de Bolonia, pilar de un espacio común capaz de acordar objetivos y políticas a nivel europeo, posteriormente susceptibles de implementarse en los sistemas educativos nacionales. En su redacción final se manifiesta que gracias al EEES se ha allanado el camino hacia la movilidad a gran escala de los estudiantes, la mejora de la comparabilidad, la homogeneización y la transparencia de los diversos sistemas de Educación Superior europeos, y la estandarización de su calidad y atractivo.
Asimismo, se ha promovido la comprensión, la cooperación y la confianza mutuas, en un marco de libertad académica, autonomía institucional, participación estudiantil y responsabilidad pública.
Todo ello con el claro compromiso de proporcionar a los estudiantes oportunidades para su desarrollo personal y profesional, aumentar sus perspectivas de empleo y estimular su compromiso como ciudadanos activos en sociedades democráticas.
Ante la creciente falta de relevancia de Europa en el panorama económico y geoestratégico mundial, es en la educación, en la reivindicación de la cultura europea occidental, con origen en los valores del humanismo cristiano y en la defensa de las libertades, en donde el viejo continente puede recuperar el protagonismo global que nunca debió perder.
La nueva cita será en Italia, en el 2020.