Estudia y llegarás lejos
Durante la segunda mitad del siglo XX nuestros padres utilizaban repetidamente unas frases que yo mismo he reproducido en infinidad de ocasiones a mis hijos. Me refiero a frases como: “Estudia y llegarás lejos”, “estudia para tener un buen puesto de trabajo”, “estudia para llegar a ser alguien”, “estudia para ser una persona de provecho” …
Esas frases encerraban una idea que, a su vez, respondían a un entorno económico y social que era propio del siglo pasado. Me refiero a la falta de formación especializada y la existencia de un entorno industrial que demandaba muchas personas formadas -ingenieros, economistas, diseñadores, expertos en recursos humanos…-. Fueron años en los que un título debajo del brazo era un factor diferenciador que facilitaba el acceso a la gran oferta de puestos de trabajo especializados existentes.
Pero hoy la situación es distinta. Ya no estamos en un entorno social de falta de formación. Todo lo contrario, el sistema educativo ha primado en los últimos años que todos tengan un título de grado, así que nos encontramos en un país que ha invertido una gran cantidad de esfuerzo en formar a muchas personas que lo hicieron al viento de “Estudia para llegar lejos”.
En los inicios de este siglo, tras la crisis desatada en 2008, la situación se vuelve diferente. Durante los 6 años siguiente se produce en España una caída acumulada del PIB de cerca de un 5% y en ese mismo periodo de tiempo la población en España aumentó en casi un millón de personas. En esta situación, vemos muchas veces que personas que han dedicado mucho tiempo de su vida a su preparación se ven abocadas a desempeñar tareas de media o baja cualificación profesional o, en otros casos, salir al extranjero a buscar el trabajo de su vida.
Son años en los que el número de graduados que terminan sus estudios es superior a la demanda de puestos cualificados, por lo que el resultado es inmediato, los puestos de trabajo cualificados se convierten en un bien escaso y se produce un aumento de la competitividad, dando como consecuencia una mayor necesidad de diferenciación de los candidatos para alcanzar su ansiado puesto de trabajo. Esto ha provocado que los candidatos se hayan visto obligados a diferenciarse a través de tener más estudios, conocimientos, habilidades y experiencia complementarios -máster, idiomas, habilidades personales, experiencia internacional…
Con la llegada de la pandemia, la situación se ha agravado y todos aquellos que aspiran a tener un puesto de trabajo cualificado tienen que añadir lo que se ha llamado Networking. Relaciones que apuesten por dar una referencia que añada otro factor diferenciador.
En resumen, en el futuro estaremos obligados a realizar una formación continua que nos permita seguir siendo competitivos una vez que se obtenga el puesto deseado, y estaremos obligados a mantener una red de contactos que permita el enriquecimiento personal y que nos muestren su apoyo en los momentos necesarios.
Aquellas frases siguen estando vigentes, pero hoy es mi hijo quien bromea diciéndome, “me decías que si estudiaba llegaría lejos, y aquí me tienes trabajando a 2.000 kilómetros de casa”. Mi hijo, actualmente, trabaja en Irlanda.