El agradecimiento es la memoria del corazón
En nuestra tierra medimos la vida por primaveras. La estación del año en el que la vida brota de nuevo, hecha color. Como pasan los años, “in ictu loculi”, en un abrir y cerrar de ojos. Hace 25 años el mundo estaba ajeno a una pandemia como la que vivimos ahora, y dentro de otros 25 será todo nuevo, o no. Así es la vida, pero siempre hemos de mantener la esperanza.
A mediados de la década de los noventa del siglo pasado trabajábamos por consolidar un futuro prometedor. La fiesta duró hasta 2008, que acabó con una gran crisis económica, una tímida recuperación y nuevamente hemos caído en una crisis económica, sanitaria y social -como la que ahora estamos viviendo- de incalculables consecuencias. Pero tenemos que pensar que toda crisis es una oportunidad, un camino que se abre para avanzar.
En este contexto de tanta inquietud por el futuro, en la Fundación San Pablo Andalucía CEU estamos celebrando el 25 aniversario de nuestra entidad educativa de hondas raíces cristianas – en el marco de los más de 60 años del Centro de Estudios Universitarios Cardenal Spínola CEU y los más de 80 de CEU-. Más que en celebrar grandes eventos, exposiciones e iniciativas diversas, que también, hemos puesto el acento en las personas, las que fueron, las que están y las que vendrán. Una organización, del tipo que sea -mucho más una educativa-, que no tenga a las personas que la componen en el centro de sus intereses es una institución a la que le falta algo, que está incompleta, que necesita repensarse.
Nuestro modelo educativo ofrece una formación integral -en distintos niveles y áreas académicas: Educación, Derecho, Deporte, Empresa, Salud, Seguridad y Tech, a través de sus centros -Colegio, Ciclos Superiores de Formación Profesional, Grados y Másteres Universitarios, títulos propios de Posgrado y Extensión Universitaria-. También tiene una atractiva propuesta cultural para mayores de cuarenta años (Vniversitas Senioribus). Somos una entidad educativa global. El Campus CEU Andalucía está al servicio de una comunidad educativa de 4.200 personas, con más de 22.000 alumni.
En este camino que estamos recorriendo debemos orientar nuestro trabajo a fortalecer y a construir una comunidad de personas que trabajen juntas, que sueñen juntas, serán más eficientes y sus corazones palpitarán como un solo corazón, como nos pide el mismo Evangelio. Este músculo, el corazón, es esencial en todo organismo, es el que hace que se articulen redes, que se sostengan proyectos y se prepare el futuro. La fuerza del corazón es clave para mirar más allá y, como nos recuerda Lao Tse, el agradecimiento es la memoria del corazón. También, el filósofo griego Esquilino de Eleusis nos dio alguna pista, insistiendo en que, a pesar de que la mayor parte de los hombres prefieren parecer que ser, lo que deja huella es ser.
Servir, darnos a los demás, nos hace felices y cambia el mundo o, al menos lo hace más humano, porque todo lo cristiano construye sociedad, construye humanidad.