El valor del Big Data
El mundo corre tras una montaña de datos, lo que técnicamente se denomina Big Data, que se ocupa de las actividades vinculadas a sistemas que manipulan grandes conjuntos de datos. Estamos en la era del algoritmo, donde los datos son conocimiento, información, por tanto, riqueza económica para quien los maneja. Son muchos los datos, un 90% de los datos de toda la historia se han generado en los últimos cinco años.
El gran reto que tenemos por delante es que esos datos se transformen en un valor para quienes los manejan y para la propia sociedad. Conocer bien cómo funcionan esas fórmulas matemáticas que tienen y tendrán un gran impacto en nuestras vidas; es el mayor reto actual en relación al Big Data. Millones de personas en el mundo dejamos nuestro rastro de datos gratuitos y continuos en nuestras redes sociales (solo una red social como Facebook maneja para usos publicitarios datos sensibles del 25% de los europeos), movimientos bancarios, transporte; así como, las ciudades, las grandes y pequeñas compañías e instituciones…
Los algoritmos hoy se han convertido en la llave del éxito de las multinacionales, de toda empresa o institución que se proyecte hacia el futuro. Éstos les permiten vehiculizar un ingente flujo de información que les posibilita tomar decisiones claves para su actividad económica y empresarial. Pero los algoritmos, que se denominan ya inteligencia artificial, pueden también anticipar comportamientos, evitando o minimizando riesgos o aprovechar oportunidades. La interconexión de estos datos abre también nuevos horizontes. Para muchos estamos a las puertas de un gran cambio global, que transforma datos en valor añadido, en información para quien lo maneja. Todos dejamos una huella digital muy clara por donde transitamos, por ello, avanzar en ciberseguridad es también un reto de incalculable valor económico. Todo este proceso imparable del Big Data está generando nuevas profesiones como el científico de datos, con perfil de visión de negocio.
Hemos de reconocer que muchas empresas ya manejan grandes volúmenes de datos y al mismo tiempo han desarrollado potentes herramientas analíticas. Sin embargo, la novedad del Big Data está en lo que en un principio eran las 3Vs y ahora son las 5Vs del Big Data: Volumen, Variedad y Velocidad + Veracidad y Valor. Cuando nos referimos al volumen éste puede ser muy variable, cada día cambia y crece. En relación a la variedad la referencia es la diversidad de fuentes, muy amplia. Respecto a la velocidad está vinculada con la rapidez con que los datos se reciben, procesan y se toman decisiones a partir de ellos. Incorporar el concepto de tiempo real en la toma de decisiones es clave. Junto a estas tres, la veracidad, esto es, la confianza de los datos, unos datos de calidad que den valor al negocio.
Una cuestión importante a tener en cuenta es el sesgo que las máquinas pueden desarrollar, ya que los algoritmos toman decisiones y éstas pueden tener implicaciones morales. El Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea, que en mayo entrará en vigor, determina al respecto que los ciudadanos no pueden estar sometidos a decisiones “basadas únicamente en el proceso de datos automáticos”, es un alivio pues si unimos el posible sesgo de las máquinas y de los humanos estamos perdidos. Pero no hemos de perder la confianza ya que la raíz de este cambio viene de la Antigua Grecia, del padre de la geometría, con sus algoritmos, Euclides y del matemático persa Al-Juarismi, y nos lleva hacia el futuro. En el que la ética tiene que estar muy presente.
En nuestra época el proveedor de datos es con quien pactamos nuestras condiciones de seguridad y no con el Estado, estamos pues ante la construcción de una ética del Big Data. Muchos son los problemas que se manejan en relación a la reputación, privacidad, identidad e incluso de propiedad en este ámbito, pero eso ya será objeto de otra reflexión. Mientras tanto, nosotros nos quedamos en la oportunidad y los retos que hoy representa la inteligencia artificial para la construcción de un mundo mejor.